Los burakumin es una de las minorías más numerosas de
Japón, que acoge a más de 2 millones de habitantes. Pese a que Japón
se encuentra entre los países más avanzados del planeta, conserva aún
un sistema anacrónico de castas entre los que se encuentran los
barakumin. A diferencia de otros países, la discriminación de este
sector de la sociedad se debe principalmente al tipo de trabajo que
desempeñaron sus antepasados, todos relacionados con la muerte:
enterradores, verdugos, sepultureros, etc. Este tipo de oficios eran
considerados impuros y siempre eran desarrollados por los barakumin o
"eta", considerados como los marginados de la época. Con connotociones
budistas y shintoístas, estos oficios rozaban la categoría de impuros
por su próxima relación con la muerte (trabajos relacionados con la
muerte y la sangre).
A principios del siglo XVII, durante
el período Edo, las castas fueron establecidas de manera oficial,
siendo los samurais los que ocupaban el primer puesto del ranking
social, que acogían únicamente al 5% aproximadamente de la población.
Por debajo de ellos se encontraban agricultores, campesinos y
mercaderes, ocupando los barakumin el último escalafón. Como prueba de
ésto, un alto funcionario fijó el "valor" de un barakumin en 1/7
respecto a otra persona de cualquier otra casta.
En 1866 se produjo la Restauración Meiji, un proceso que "occidentalizó" el país y que supondría el fin del sistema feudal japonés y con él la abolición del sistema de castas y los privilegios de los samurai.
Durante el siglo XX los movimiento para resolver el problema se dividen entre los que animaban las mejoras en el nivel de vida de los habitantes de los buraku (nombre que se usaba para referirse a las antiguos aldeas eta) y su integración en la sociedad japonesa y aquellos que han concentrado sus esfuerzos en combatir la discriminación.
En 1866 se produjo la Restauración Meiji, un proceso que "occidentalizó" el país y que supondría el fin del sistema feudal japonés y con él la abolición del sistema de castas y los privilegios de los samurai.
Durante el siglo XX los movimiento para resolver el problema se dividen entre los que animaban las mejoras en el nivel de vida de los habitantes de los buraku (nombre que se usaba para referirse a las antiguos aldeas eta) y su integración en la sociedad japonesa y aquellos que han concentrado sus esfuerzos en combatir la discriminación.
No
existe ningún rasgo físico que identifique o distinga a los barakumin,
no existen diferencias en su lenguaje, sus nombres o su acento. Hoy en
día se siguen distinguiendo por el lugar donde viven, normalmente
guetos, que incluso hoy se pueden localizar gracias a herramientas
como Google earth, donde estos barrios son señalados como territorio
buraku. Los Burakumin tratados de "peligro para la salud", "semejantes
a los animales" y "contagiosos" (de ahí su sobrenombre de
"intocables") vívían en las afueras de pueblos y ciudades y
continuaron con este modo de vida hasta 1870 cuando se llevó a cabo el
llamado "Edicto de emancipación" siendo sacados del fondo de la
sociedad donde se encontraban, aunque a costa de que el resto de
castas superiores metieran mano en el comercio de pieles que hasta ese
momento ellos realizaban y que por aquella época gozaba de muy buena
salud.
El artículo 14 de la Constitución del Japón, promulgada el 3 de noviembre de 1946, dice: Todas
las personas son iguales ante la Ley y no habrá discriminación
política, económica o social a causa de la raza, creencias, estatus
social u origen familiar. Los detalles del texto constitucional
aluden a un tipo de discriminación social que el Gobierno japonés quiere
solucionar progresivamente.
La película El río sin puente (Hashi no nai kawa,
1993), de Yoichi Higashi, cuyos intérpretes son Naoko Otani, Tamao
Nakamura y Tetsuta Sugimoto. Basado en una novela de Sue Sumii, el
guión de Higashi y Soo–Kil Kim narra las vicisitudes acaecidas en un
pueblo, Komori, en 1908. En esta localidad habita una comunidad burakumin,
en la que conviven los japoneses alienados dentro de este grupo. Los
protagonistas son una pareja de hermanos que, pese a sufrir los
prejuicios del resto de la sociedad, conservan el sueño de acabar con
ese aislamiento, logrando así la igualdad para todos los japoneses.
En 1922, líderes de Hisabetsu Buraku organizaron el movimiento "Levelers Association of Japan" (Suiheisha),
para proteger sus derechos. Debido al sistema de registro japonés
(Koseki), cualquiera puede consultar por motivos legales si una
persona determinada pertenece a esta casta. Aunque hoy en día no
existe discriminación oficial en Japón, se siguen realizando consultas
sobre los ancestros de un futuro trabajador o un pretendiente.
Viaje a Japón
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