jueves, 12 de julio de 2012

LA HISTORIA DE LOS GRADOS



     Después de buscar en la extensa bibliografía existente sobre este tema, al parecer,  el sistema que siguen la mayoría de escuelas de artes marciales es el establecido por Jigoro Kano el siglo pasado, y este no es otro que seis niveles kyu (asociado a cinturones de colores) y diez niveles Dan.
     Averiguado  el origen nos podemos preguntar que llevó a su creador a tal fin, además de cuales fueron las necesidades y los hándicaps  que lo arrastraron a tener que “medir” la destreza de sus discípulos de una forma tan palpable.

     Puede ser que la respuesta se encuentre en la evolución de la sociedad de la época  en si misma, en la cual  se produce una explosión demográfica considerable, que junto a la revolución industrial y la paralela revolución social (derechos de los trabajadores,  florecimiento de la economía de mercado y consumo), hacen que sean muchas las personas que se interesen por las artes marciales ( del Judo en este caso), y que una vez en el lugar de entrenamiento (Dojo) fuese mas fácil el  ir clasificando a los practicantes según su destreza o la experiencia adquirida; además de constituir una fuente de ingresos muy importante para la escuela o Sensei, el cual ya había decidido dedicarse por entero y profesionalmente a enseñar su arte.
     Paralelamente este sistema en occidente obtuvo otra ventaja más, que no es otra que la necesidad que tenemos los occidentales de alimentar nuestro ego personal constantemente, y que se traduce en sentir  que somos diferentes a los demás ( si puede ser, mejores). Ni que decir tiene que esta necesidad hace que sin demora  queramos ir  subiendo los peldaños de esta escalera: 6 kyu, 5 kyu, 4 kyu …. Etc, lo cual, a su vez, favorece monetariamente a los clubs y federaciones.
     Centrándonos en nuestro Dojo, es evidente que desde Ricard a los alumnos mas antiguos, no se presta demasiada atención sobre el tema, lo cual contribuye a que los nuevos alumnos no se identifiquen con el sistema de grados “normal”;  y en cambio si  se les intente transmitir otro tipo de valores, como son la constancia en el entreno, el  esfuerzo y  el sacrificio personal con el único objetivo de mejorar, primero técnicamente y  posteriormente en un plano superior o espiritual.
     Esto no quiere decir que no tendrían que existir los grados, sino mas bien que estos no deberían  ser el objetivo y fin de nuestro entrenamiento, y si que nos puede  ser concedido  como reconocimiento a nuestra constancia, nivel técnico o compromiso con el Aikido.
    Por otra parte cada cual decidirá si desea acogerse a este sistema de grados o no, siendo su decisión siempre correcta.
     Para finalizar transcribo a continuación un texto del   libro TAO TE CHING, escrito por LAO TSE  sobre el año 570 antes de la era cristiana,  el cual pienso puede ilustrar lo comentado anteriormente.



El buen guerrero se adapta a las situaciones,
y no intenta conquistar nada por la fuerza.
Cuando ha alcanzado su propósito,
no exhibe su triunfo
ni se jacta de su capacidad,
ni se siente orgulloso.
Llega a la pacificación sin recurrir a la fuerza.

El orgullo del vencedor es el germen de su declive.


      Finalmente, con grados o sin ellos, solo nos queda el intentar ser sinceros con nosotros mismos, trabajar con seriedad y con ánimo constante de mejorar, no solo en la técnica, sino también en nuestra actitud general.

Jorge Ruiz Mesa

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