miércoles, 22 de agosto de 2012

El Judo

El rigor histórico del origen de las artes marciales no puede prescindir del misterioso encanto de la leyenda; es así como historia y ficción forman un todo indiscutible, mezclando el romanticismo y la filosofía.
El origen del Ju Jitsu que luego daría paso al JUDO, también está teñido de poesía. En el siglo VIII, Shirobei Akiyama (anciano sabio médico) durante sus horas de meditación, se enfrentaba siempre a la misma pregunta: “Oponer la fuerza a la fuerza no es una solución, ya que la fuerza es vencida por otra más fuerte”. Decidió entonces retirarse a un pequeño templo para ver mas claro y se impuso la meditación de cien días. Una mañana de nieve se paseaba por el jardín del templo, y pudo encontrar por fin la respuesta tan esperada. Primero oyó el crujido de una rama gruesa de cerezo que se rompió en seco a causa del peso de la nieve; después vio un sauce a la orilla del río: sus ramas flexibles se doblaban bajo el peso de la nieve, hasta que liberaban su fardo, para luego volver a su posición, intactas.
Esta visión iluminó a Shirobei Akiyama, descubriendo el gran principio de la no resistencia. El médico de Nagasaki reformó completamente su enseñanza que mas adelante tomara el nombre de Yoshin-ryu, la escuela del corazón del sauce, el arte de la flexibilidad.


Se incorporó así la palabra Ju (flexibilidad), dando paso al término Ju Jitsu. Los guerreros se formaban militarmente en la práctica del Ju Jitsu, ya fuera contra adversarios armados o desarmados.
Japón constituyó un mosaico de continuas guerras intestinas, de enconadas luchas por el poder, con breves intervalos de paz. No es extraño, por tanto, que las artes marciales encontraran allí un terreno fértil para su desarrollo.

Se dice, que existen 18 artes marciales. En la Era Edo, el guerrero samurai (bushi) debía dominar diferentes técnicas de defensa y ataque, que en total eran aproximadamente 7, el kenjutsu: el arte del manejo de la espada, el iaijutsu: arte de desenvainar la espada, kyujutsu: el arte del tiro con arco japonés, sojutsu: el arte del manejo de lanza, bajutsu: el arte del dominio del caballo, suijutsu: dominio de la natación.

A primera vista, con excepción del suijutsu, podríamos decir que las cinco artes marciales comprendían el uso de armas, y qué pasaba si el bushi se quedaba sin armas. Es aquí donde entra la séptima arte marcial, el jujutsu. Éste consistía en el uso del cuerpo, como propia y única arma para vencer al oponente, el cual también debería estar sin armas, y si las tenía correspondía al bushi el empleo de sus habilidades para neutralizar el uso de ellas, y poder derrotar a su atacante. El jujutsu comenzó con el sechie-zumo (sumo), el cual se hizo popular durante la Era de Nara (710-794), y durante la Era de Heian (794-1185). Durante la Era de Edo (1600-1868) el jujutsu se desarrolló como un arte marcial de auto-defensa, y fue empleado para realizar arrestos.
Con la entrada de la era Meiji o de Restauración (1868), se prohibió el uso de la espada a los samuráis, y esta clase social con el tiempo experimentó su declive. Tras la desaparición de los samuráis, muchas de esas artes también fueron desapareciendo. El jujutsu, se siguió practicando pero lógicamente sus principios fueron cambiados, ya que no se utilizaría para combatir en guerras feudales.
Para evitar la desaparición del jujutsu, el joven practicante de este arte Jigoro Kano (1860-1938) fundó en el año 1882 el Instituto de Judo Kodokan en Tokio. Ko significa dar clase, Do significa camino, y Kan significa sala. La sala original estaba conformada de doce tatamis, y el centro estaba situado en el templo Eisho en Shitaya (Tokio). Kano enseñó a sus primeros nueve alumnos su propio sistema de defensa jujutsu, al cual denominó JUDO. Judo proviene de los caracteres Chinos JU, que significa suave o flexible y DO que significa camino.

Bajo este principio, Kano transmitió la visión de la no-resistencia a la fuerza contraria, y hacer uso de la propia energía para contrarrestarla y vencerla. El Kodokan de aquel entonces perseguía tres metas: el desarrollo físico, el dominio de la competición, y el desarrollo psíquico o mental.
Esto ayudó a que el JUDO se propagara rápidamente, ya que ahora era visto como un deporte, y no como un arma de guerra.

El maestro Kano fue incorporando nuevas técnicas como el Atemi-waza (golpes en puntos vitales), y el katame-waze (inmovilizaciones, o agarres de control) de la Escuela Tenjin Shinyo, y el Nage-waze (proyecciones) de la Escuela Kito.

Sin embargo, después de la II Guerra Mundial, las fuerzas aliadas de ocupación prohibieron las escuelas de Judo, pero en 1949 la Federación de Judo Japonés rescató del olvido a este deporte, y reanimó a la población a practicarlo.


"Espoleado por mi éxito al aplicar el principio de máxima eficacia en las técnicas de defensa y ataque, me pregunté si el mismo principio no se podría aplicar a la mejora de la salud, es decir, a la educación física.
Se han dado muchas opiniones para contestar a la pregunta ¿Cuál es la meta de la educación física?. Al pensar sobre el tema en profundidad y tras intercambiar puntos de vista con muchos expertos, saqué la conclusión de que la meta es conseguir un cuerpo fuerte, útil y sano, al tiempo que se trabaja el carácter por medio de la disciplina moral y mental.
Habiendo aclarado así los fines, veamos como se ajustan sus métodos al principio de máxima eficacia.
Existen muchas y variadas formas de entrenar los cuerpos, pero todas éstas caen dentro de dos categorías generales: los deportes y la gimnasia. Es muy difícil generalizar sobre los deportes, ya que son muy diferentes entre sí aunque tienen una característica muy importante en común, y es que son de naturaleza competitiva. El objetivo de estos deportes no ha sido el fomento de un desarrollo físico y de una salud equilibrada, ya que inevitablemente se trabajan en exceso algunos músculos, mientras que otros quedan casi abandonados.
En este proceso, a veces quedan dañadas diversas partes del cuerpo. Se puede decir, desde el punto de vista de la educación física, que muchos deportes no gozan de buena consideración -de hecho deberían ser descartados o mejorados -, ya que no consiguen hacer el uso más eficaz de la energía física y mental, e impiden el progreso hacia la meta que persigue la mejora de la salud y de la utilidad."
Jigoro Kano

Unmei
 

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