Kyudo, algo más que tiro con arco

Es el arte marcial más antiguo de japón, el kyudo es una variedad del tiro con arco que además de puntería requiere de unos principios éticos y unos valores religiosos, como la dignidad, muy importantes.

Nunca olvidaré la primera vez que vi la película Los siete samuráis del director Akira Kurosawa; contaba la historia de un poblado de campesinos japoneses que, harto de los asaltos de los bandidos, decidía contratar a unos guerreros para que lo defendiera. En aquella historia, uno de los luchadores se llamaba Kanbei y precisamente era experto en kyudo. Lo cierto es que en aquel momento desconocía este arte y no le di la menor importancia, sin embargo, ahora he descubierto que es algo más; una técnica ancestral llena de curiosidades.

Se dice que el kyudo o ‘Camino del Arco’ en su traducción, es el arte marcial más antiguo de Japón. Comparte principios religiosos, como la dignidad, y tiene mucho en común con otras expresiones de la cultura nipona como la ceremonia de té, la caligrafía y el arte de la espada.
Antiguamente, el arco era usado para la caza y la guerra, pero tras haber perdido su valor práctico, hoy es principalmente un método de ejercicio físico y también moral y espiritual; una forma “de mantener el equilibrio”. Sus orígenes están envueltos en un halo de mito y leyenda, se dice que los cazadores originales de las islas japonesas Jomon fueron los primeros en practicarlo. En el período que comprende los años 330 al 1192, había mucha influencia de China, sin embargo, este arte desapareció allí y prosiguió en Japón, donde se impuso un uniforme que consistía en un kimono de algodón de falda-pantalón, calcetines y un cinturón de paño.

Durante la Edad de Hierro el arco se convirtió en un símbolo de poder y cuando estalló la Guerra Civil en los siglos XV y XVI ésta permitió a los guerreros demostrar sus habilidades. Cuando las armas de fuego se generalizaron, los samuráis rechazaron la idea de abandonar el empleo del arco y aunque nunca volvió a ser usado en una batalla, la población siguió utilizándolo.

El kyudo es fundamentalmente un arte simple que consiste en ocho movimientos básicos. La práctica sólo requiere alinearse frente al objetivo, estar de pie y disparar. Antiguamente era muy común la organización de competiciones en el templo Sanjusangendo en Kyoto, donde los arqueros se colocaban en un pasillo de 120 metros de longitud y desde ahí realizaban los disparos.

El arte prosperó hasta finales de la Segunda Guerra Mundial, cuando las tropas estadounidenses prohibieron todas las artes ­marciales durante su ocupación. Pero en 1946 un grupo de maestros solicitó que volviera a ser permitido. Por aquel entonces también llegó otra de las grandes novedades: el permiso para que las mujeres pudiesen practicarlo. Hasta entonces les estaba prohibido incluso tocar el arco.
Los motivos que impulsan a la gente a estudiar esta técnica son muchos, pero por encima de todo, lo que se busca es refinar el carácter y convertirse en mejor ser humano, ya que creen que todo lo que pensamos o somos se refleja en los disparos. La belleza es también un aspecto importante y una de las cosas más apreciadas por los aficionados. Hay un dicho que dice que el arquero debe cultivar una actitud por la cual ni celebra el éxito ni debe estar decepcionado por el fracaso.

Respecto a la forma del arco, se trata de un arma muy hermosa de más de dos metros de largo. Para su construcción se emplea la madera de un árbol joven, tomando técnicas de construcción de laminado con madera y bambú. Las cuerdas de más calidad están hechas de cáñamo, pero es un material frágil y vulnerable. Las flechas, con más de un metro de longitud, son más largas que en cualquier otra práctica de tiro al arco.
Pero lo más importante es que hay que tener claro que el kyudo está estrechamente relacionado con la búsqueda de la verdad, la cortesía, la compasión, la moralidad y la no agresión. Se trata, por lo tanto, de impedir que la mente se nuble con pensamientos negativos.

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